Aún recuerdo los gritos de anoche, me alegro por mi amigo Roland y María, han hecho buenas «migas» tanto que mañana se van de viaje a la ruta de los pueblos blancos de Cádiz, recomendada por Víctor, el guía de la familia. Todo comenzó el día que llegaron a Córdoba, estaba María en la casa asistiendo al taller de Escultura de la amiga de Eus, Gema. Roland como buen americano ex marine no tuvo mejor sitio para hacer sus ejercicios aeróbigos en el patio principal de la casa, contiguo a la sala de arte donde se imparte todos los jueves las clases de escultura y pintura. Al salir me contó él mismo que se fijó que había una mujer mirándolo mientras hacía los estiramientos, tanto fue la cercanía entre los dos, Roland no habla muy bien español y ella no habla muy bien inglés, no obstante al rato estaban ahí los dos en el patio conversando a su manera. Roland me ha contado que quedaron en la tarde para pasear por la judería. Durante esa primera cita aconteció lo que suele ocurrir cuando dos personas actractivas, mujer y hombre, dialogan, se acercan, se escuchan y se comprenden. Os cuento que Roland recién ha llegado de estar en la frontera con Ucrania, en el corredor humanitario habilitado para que todo esté en condiciones en los campos de refugiados habilitados por la ONU – OTAN en la franja fronteriza con Polonia y Rumanía. Por lo que tiene una gran carga de estrés, y aunque físicamente es muy vigoroso, sé que esta relación con María, le va a repercutir mucha energía y paz. Y a María, la conoce muy bien Gema, y lo que he podido observar es una mujer franca, directa y conversadora, aparte que es el tipo de Roland, lo sé muy bien son muchos años de amistad con él en Chicago y Boston. Ella es de estatura media y él es alto, como se dice un dos por dos jejeje. María tiene un cuerpo muy coqueto y apetecible, sonrisa expresiva, ojos azules misteriosos, un ser sabroso con una tonalidad de voz muy dulce, y sus manos artísticas y dichosas. Soy un joven de sesenta y dos años, quién tuviera la edad de Roland, ella es una musa total, llena e inteligente como a mi me gustan. Las primeras escaramuzas entre los dos comenzaron una noche…. Roland tras dos copas de mistela y una copa de coñac, empezó a soltar información, como si fuera un expediente militar. Él es de pocas palabras, pero al irme narrando el primer encuentro tan fortuito y natural, me animó a escribirlo en este diario del arte, tanto que os lo voy a narrar ahora mismo sin dar detalles íntimos pero si el contexto erótico – festivo del encuentro de dos seres humanos, varón y mujer, en esta casa histórica en plena judería.